miércoles, 4 de julio de 2018

Conociendo el orden del mundo de Salvador




¿Qué tal amigos de Normalmente Diferentes? En este nuevo relato quiero compartir esas pequeñas cosas que fui aprendiendo de mi hijo Salvador, y que lo hacen único, irrepetible y que nos enseñarán mucho, sobre todo porque esas diferencias son nuestra marca que vamos dejando como personas.

Recuerdo mucho como mi hijo colocaba sus autitos en fila.  Sus juguetes en orden, por tamaños, por colores.  Su manera de observar las piezas de rompecabezas y darles usos muy funcionales a los rollos de papel higiénico y a las cajas de cereales.

Su lenguaje era muy limitado; básicamente eran sonidos guturales, y repeticiones a manera de eco de palabras que le llamaban su atención. Desde ese momento, ya sabía que Salvador era distinto. En ese entonces tenía dos añitos y evitaba mirarme cuando le hablaba.

Aún recuerdo lo difícil que era llevarlo a los cumpleaños que lo invitaban.  Lloraba, gritaba, se tapaba los oídos.  Era verlo muy nervioso, pero a pesar de eso, yo nunca lo retiraba de la fiesta o lo reprimía, al contrario,  lo abrazaba y le hablaba de lo que se trataba la temática de ese encuentro de amiguitos.  

Le explicaba por qué la música era tan fuerte.  Y era así, que en un aproximado de 40 minutos, Salvador lograba la calma, siempre "midiendo" todo.  

Mi felicidad total era verlo sonreír, empezar a disfrutar aunque siempre en solitario.
Era una señal más de que un camino a la neurodiversidad nos aguardaba.  Y, por supuesto, un sinfín de interrogantes y muchos aspectos por resolver. 

Todo ello, porque nuestra sociedad es dura, lapidante y de juicios inmediatos. Pero una mamá, tiene un don especial con el que ayuda a sus hijos a darle rumbo a la vida.  Mi tarea ya había comenzado.

En ocasiones, Salvador movía sus manitos constantemente, se balanceaba y siempre andaba con una tapita en su mano.

Han pasado 7 años de todo ello y ahora casi con 9 años ha cambiado esas maneras. Hoy por hoy, es muy común verlo caminar mientras habla solito de un tema.  Salvador no tiene vergüenza que lo vean así, para mi hijo es normal ser así. 

Hijito ¿qué tanto hablas y hablas y vas de acá para allá? Le pregunto, y el solo me responde: "pero mami, es que me estoy concentrando".

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