sábado, 18 de agosto de 2018

La música en el mundo neurodiverso



Soy bastante clásica en algunos temas y uno de ellos es tener varios álbumes fotográficos de mi hijo Salvador.  Un temblorcito me recorre, mi corazón se acelera al ver sus grandes progresos y voy notando un hilo conductor: la música. 

Buenos días, amigos de Normalmente Diferentes, hoy les quiero compartir esta experiencia enriquecedora como es la música, que continúa fortaleciendo el desarrollo y aprendizaje de Salvador.

En un inicio, lo arrullaba con cantitos de bebes;  luego tarareando juntos y verlo feliz, sonreír y aplaudir.  Más adelante escuchando radio y advirtiendo que, a volumen moderado, mi hijo bailaba las canciones de moda. 

En esta oportunidad, quiero contarles las ventajas de la música en los niños neurodiversos que tienen su lado artístico. Y me refiero a englobar tanto un baile típico como la marinera, el canto, el aprender a tocar algún instrumento o bailar canciones de moda.  Es así que Salvador incursionó en la parte musical.

Y vaya que se relaja cuando toca el órgano electrónico, porque hoy ya tiene su pequeño repertorio. Salvador me enseñó a celebrar cada una de sus pequeñas victorias, y lo hacíamos bailando alguna cancioncita de la radio.

Recuerdo una vez en una tienda por departamento, que se sentó en una batería y no hubo alguna razón para hacerlo dejar aquel "juguete"; parecía que sabía desde siempre cómo usar las baquetas y cómo llevar el ritmo, desde ese entonces "habemus batería en la casa".

De aquel día, han transcurrido ya 6 años. Con paciencia y mucho cariño, sendos profesores le han ido enseñando distintos aspectos musicales a mi hijo, incluyendo la marinera norteña

Empezó en el órgano electrónico hace 4 años, a manera de clases particulares en una academia; simultáneamente, en el colegio le incentivaron con el aprendizaje de la flauta dulce, flauta melódica, cajón peruano, xilófono; y siempre acompañando con cánticos en grupo.

La idea es ir enmarcando en rutinas productivas los "cerebritos" neurodiversos.  Darle la suficiente confianza e independencia.  Las herramientas tendrían que ser las que usan todos los papás y mamás de los niños neurotípicos, pero sumando un poco más de dedicación y ganas.

Este año quiso aprender guitarra y ya se acompaña en algunos temas muy básicos;  pero les confieso que es tan lindo oírlo, su vocecita me hace temblar y a la vez llena de energías.

En nuestro caso, Salvador y yo disfrutamos juntos y vamos descubriendo que no siempre son necesarias las palabras o las clásicas muestras de afecto, sino que hay mucho más. Un lenguaje tan mágico y esperanzador, que hace que todo, absolutamente todo, valga la pena.

Y es que aunque es muy difícil educar en todo sentido a un niño autista, pero a cambio el mismo niño enseña el verdadero significado de la bondad y el amor.