Soy bastante clásica
en algunos temas y uno de ellos es tener varios álbumes fotográficos de mi hijo
Salvador. Un temblorcito me recorre, mi corazón se acelera al ver sus
grandes progresos y voy notando un hilo conductor: la música.
Buenos días, amigos
de Normalmente Diferentes, hoy les
quiero compartir esta experiencia enriquecedora como es la música, que continúa
fortaleciendo el desarrollo y aprendizaje de Salvador.
En un inicio, lo
arrullaba con cantitos de bebes; luego tarareando juntos y verlo feliz, sonreír
y aplaudir. Más adelante escuchando radio y advirtiendo que, a volumen
moderado, mi hijo bailaba las canciones de moda.
En
esta oportunidad, quiero contarles las ventajas de la música en los niños neurodiversos
que tienen su lado artístico. Y me refiero a englobar tanto un baile típico
como la marinera, el canto, el aprender a tocar algún instrumento o bailar
canciones de moda. Es así que Salvador incursionó en la parte musical.
Y vaya
que se relaja cuando toca el órgano electrónico, porque hoy ya tiene su pequeño
repertorio. Salvador me enseñó a celebrar cada
una de sus pequeñas victorias, y lo hacíamos bailando alguna cancioncita de la
radio.
Recuerdo
una vez en una tienda por departamento, que se sentó en una batería y no hubo alguna
razón para hacerlo dejar aquel "juguete"; parecía que sabía desde
siempre cómo usar las baquetas y cómo llevar el ritmo, desde ese entonces
"habemus batería en la casa".
De
aquel día, han transcurrido ya 6 años. Con
paciencia y mucho cariño, sendos profesores le han ido enseñando distintos
aspectos musicales a mi hijo, incluyendo la marinera norteña
Empezó
en el órgano electrónico hace 4 años, a manera de clases particulares en una
academia; simultáneamente, en el colegio le incentivaron con el aprendizaje de
la flauta dulce, flauta melódica, cajón peruano, xilófono; y siempre
acompañando con cánticos en grupo.
La
idea es ir enmarcando en rutinas productivas los "cerebritos" neurodiversos.
Darle la suficiente confianza e independencia. Las herramientas tendrían
que ser las que usan todos los papás y mamás de los niños neurotípicos, pero
sumando un poco más de dedicación y ganas.
Este
año quiso aprender guitarra y ya se acompaña en algunos temas muy
básicos; pero les confieso que es tan lindo oírlo, su vocecita me hace
temblar y a la vez llena de energías.
En
nuestro caso, Salvador y yo disfrutamos juntos y vamos descubriendo que no
siempre son necesarias las palabras o las clásicas muestras de afecto, sino que
hay mucho más. Un lenguaje tan mágico y esperanzador, que hace que todo,
absolutamente todo, valga la pena.
Y es
que aunque es muy difícil educar en todo sentido a un niño autista, pero a
cambio el mismo niño enseña el verdadero significado de la bondad y el amor.
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